jueves, 2 de julio de 2009


Una buena comunicación une a la Familia.

No existe una regla básica para la comunicación de las familias, porque al igual que las personas, cada familia es un mundo distinto con un lenguaje único.
Lo que si debería de existir como ayuda a la mejora de la comunicación:
Es la voluntad, el interés, y disponibilidad por parte de los padres.
Si lo que quieres es una familia unida y armónica, la mejor vía es la comunicación.

Es probable que la comunicación funcione si hemos aprendido a escuchar a nuestro hijo. La efectividad del mensaje depende de la calidad de nuestra relación con el.

Cuando el niño siente que lo queremos y nos interesa lo que siente, es posible que este dispuesto a escucharnos y a ser sensible a nuestras necesidades.
Podemos ser firmes y poner límites sin ser ofensivos o irrespetuosos. No demos órdenes al niño a menos que sea necesario. Si lo obligamos siempre a nuestro mandato, pude volverse pasivo y esperar que alguien le diga que hacer o bien no obedecer y desafiar nuestra autoridad.

Un buen mensaje centrado en nosotros puede entenderse como una solicitud de ayuda: “anoche termine de trabajar muy tarde, me gustaría dormir un poco mas y no puedo hacerlo con tanto ruido” Podemos en manos del niño la decisión de ayudarnos.
Cuando un niño no quiere colaborar, indaguemos y escuchemos con interés las razones porque no quiere cooperar.

No caiga en la tentación de usar la fuerza o el castigo.
El deseo del niño por ser solidario y ayudarnos se propicia día a día con respeto.

Usar mensajes claros y respetuosos no solo cambia la conducta del niño sino que transforman también a los padres. Actuar así nos pone en contacto con nuestros verdaderos sentimientos, nos hace más honestos y claros para percibir nuestras necesidades y para aceptar que son importantes y nos permita conocer mejor a nuestros hijos y reduce la tentación de maltratarlos o castigarlos.

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